domingo, 4 de octubre de 2015

La magnanimidad como virtud médica





 Encontré en la trasladada librería Canuda un pequeño libro del Profesor Aranguran editado en 1958 titulado "La ética de Ortega" (1).  Son sesenta y dos páginas que amarillean, pero que aportan una luz bien diáfana, sobre todo cuando abordan el tema de la magnanimidad como virtud fundamental. La sobreabundancia de vida psíquica y espiritual, la capacidad y el entusiasmo para acometer grandes empresas van más allá de la ética del deber estricto y apuntan a una moral de la perfección. Esa es la magnanimidad, fundamento de los grandes hombres tan creadores, contrapuestos a los pusilánimes –pero sin desmerecerlos–, que solo atienden al cumplimiento estricto de las virtudes básicas, la honradez, la veracidad, y la templanza entre otras (2).

En el texto de Francesc Torralba en torno a la obra del Profesor E.D. Pellegrino, "Filosofía de la Medicina" (3), hay un capítulo que versa sobre las virtudes de los médicos: beneficencia, benevolencia, confianza, fidelidad, veracidad, prudencia, competencia, coraje y justicia. Podrían citarse más pero, llegados a este punto, me ha parecido de interés reflexionar sobre el papel de la magnanimidad en los médicos, en los grandes médicos. ¿En qué consiste la sobreabundancia psíquica y espiritual, la capacidad y el entusiasmo para acometer la gran empresa de ayudar a sanar a otro? 


Agustí Pedro i Pons

Recuerdo al maestro Agustí Pedro i Pons (4), una de las figuras más prominentes de la medicina catalana del recién pasado siglo; ¿por qué era capaz de aportar claridad allí donde los demás, que seguían la estricta observancia científica, –lo que ahora llamamos protocolos–, tropezaban? Quizá fuese la virtud de la magnanimidad la que le permitía, a través de la creatividad, salir del problema, adquirir una perspectiva nueva, y volver con recursos antes no vislumbrados.

¿Y qué decir de los cientos de miles de galenos esparcidos por el mundo entero que son capaces de aportar, no solo el conocimiento estricto, si no un plus que hace que el paciente pueda re-encontrar el camino de su salud o, en todo caso, conducido y acogido por la fuerza y el entusiasmo del facultativo, hallar el sentido a su presente, que es tanto como percibir la esperanza?

Creo que sí, que la magnanimidad ocupa un espacio fundamental y que no cité en mi texto Enfermar y Sanar.


1 Aranguren, J.L.: La ética de Ortega. Ed Taurus, Madrid 1958
2 Ortega y Gasset, J: Obras completas. Ed Revista de Occidente Madrid. Vol III pag. 608
3 Torralba, F: Filosofía de la Medicina. Institut Borja de Bioética, pags 120-127.
4 Cid, F: Pedro-Pons: El hombre y su obra. Ed Doyma, Barcelona 1981

Hoy se celebra el día de Sant Francesc d'Assís, ejemplo máximo de magnanimidad.

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